Y a todo esto... ¿a qué venía mi madre? Voy a mirar mi agenda... veamos... sí... a ver si habla con Chihuahua y conmigo como personas normales. Aunque conmigo tiene poco que hablar... creo que sólo quiere que esté presente, pero que me calle, que siempre estoy soltando impertinencias.
Perdonen ustedes, pero es que ya me he bebido tres whiskies, y yo no suelo beber. A lo sumo, un vermut de cuando en cuando, o una copita de Cointreau con piña. Pero sólo una. Y hoy, como el gilipollas de Bruno no me contesta al teléfono, me he liado la manta a la cabeza y, dale que te pego, me he pillado un buen colocón de whisky. Cardhu, eso sí. Que siempre ha habido clases.
La botellita en cuestión tiene su historia. Como casi todo en esta casa-cuadra-recinto-de-mal-vivir. Me la regalaron en una cesta de Navidad, hace ya un par de años. A mí no me gusta el whisky, así que se la regalé a mi novio. Sí, el de China. Pero antes de irnos. Y luego, si recuerdan, él se marchó a La Coruña y yo a Barcelona. Pero teníamos que repartir las cosas que había en casa. Y él me dijo que me quedase la botella, que ya no la quería. Que había decidido dejar de beber. Para olvidar. Si es que hasta para eso fue gilipollas el chiquillo. Todo lo tiene que hacer al revés. Y disfrazar luego de originalidad lo que son, simple y llanamente, fallos en las conexiones neuronales. Arturo, cariño, vuelve a beber otra vez. Seguro que la vida es menos dura, corazón. ¡Ah! Y saludos para ti también, que luego dices que sólo quiero a Carmen.
Aunque querer, querer, lo que se dice querer, yo creo que ahora mismo quiero a mi planta. Es tan mona, la pobre... Es verdad que la tengo un poco desatendida, porque tengo el tiempo más justo que los bikinis de la Obregón, pero bueno... quererla, la quiero. Vaya si la quiero. No sé muy bien qué especie es. Ah, sí, creo que es un ficus. Me lo regaló mi vecina cuando me mudé de casa. Seguro que era una indirecta para decirme “buen camino lleves, hija, y que tengas tanta suerte como descanso dejas, corazón”. O así.
Continuará...
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ResponderEliminarNoelia: en esta historia, me pido ser la vecina. Bajaría a tu casa con bata de guatiné, zapatillas de felpa y el rulo de rigor.
ResponderEliminarMil besos.
p.d. Ya estás tardando en irte con la Condesa y el Coronel a matar la caló de los Madriles. Envidia me da, ais.
Coronel: ¡¡hecho!! Me apetece muchísimo, aunque te diré que no tengo ni la milésima parte de glamour que la condesa. Eso sí: que nos firme el libro a los dos...
ResponderEliminarBerrendita: tú en mi casa tienes sitio siempre, con o sin bata, zapatillas y rulo. Además, eres divina hasta con esos atavíos... Un besazo.
jejeje, espero que se te haya pasao el efecto antes de que llegue tu madre. Me ha encantao lo del bikini de la obregón. Muchos besos bonita!
ResponderEliminarNoelia, eres única. He recuperado la conexión a Internet después de la mudanza y una de las primeras cosas que he hecho ha sido leer tu blog. Y se han confirmado mis expectativas. Me gusta la visión que tienes de la vida, tan descreída, donde finges que te importa aquello que no quieres que se sepa que te importa...
ResponderEliminarMara: lo gracioso es que yo soy más maruji que mi madre... jejejeje...
ResponderEliminarLunaro: ¡¡ya decía yo que andabas perdido!! No entiendo muy bien el jeroglífico, pero igual es porque tengo hambre (la dieta es lo que trae consigo...). Gracias, en cualquier caso, por los piropos.
Besos a los dos.
Noelia, ya le he comentado a la Condesa, que se ponga en contacto contigo para refrigerarnos.
ResponderEliminarSera un placer estar junto a dos mujeres, tan iguales y tan distintas, creo.
Con respecto a lo del glamour lo dudo mucho, pero en cualquier caso, el unico que desentonará ese dia sere yo. Ya sabes, viejo y calvo. ja,ja,ja,ja.
Yo crei que tu filtrabas los comentarios antes de publicarlos, pero ya veo que no. Era la unica via, para que supieras lo de la Condesa.
A tus pies
Salud
El Coronel
Ayyyyyyy... lo siento. Apunto ahora las direcciones y borro el comentario, por si las moscas.
ResponderEliminarPerdone usted, coronel.
Admirada Noelia:
ResponderEliminarTu estas siempre perdonada.
Que suerte que los novios te dejan botellas de whisky, a mi mis novias, no melo quitaban, se lo bebian.
A tus pies
Salud
El Coronel
Siempre he tenido unos novios muy abstemios... jejeje...
ResponderEliminarNoe: así de aburridos serían los jodíos. ¿Cómo se puede querer a un tío que no bebe ná? ;)
ResponderEliminarOye, que yo habitualmente tampoco bebo... más que nada porque con una cerveza ya voy medio grogui y encima el alcohol engorda y tal...
ResponderEliminarBerendita, y si además de no beber, no fuma? Yo por si acaso aviso: bebo y fumo.
ResponderEliminarNoelia, seguimos con el engorde, te recuerdo el titulo de esa pelicula: "Las mujeres de verdad tiene curvas".
Por favor escribe, que es muy interesnte y divertido leer tus escritos.
A tus pies
Salud
El Coronel
Hombre, pero se pueden tener curvas y estar delgadita, ¿no?
ResponderEliminarSigo escribiendo, sigo. Con piropos como estos, nadie podría resistirse a escribir, querido.
Yo como el Coronel, fumo, bebo
ResponderEliminar-pues no soy un dromedario-
y voy con mujeres.
Noechi, nos vemos, ¿no?
La condesa de Estraza
Pues yo no fumo, bebo el agua de los jarrones y suelo ir en pandilla.... menos cuando no. ;)
ResponderEliminarBesos.
p.d. Noe, eres grande. Tenemos pendiente una celebración. Te mereces todo lo bueno que aparezca en tu vida. :)
Condesa: ¡¡me encanta lo de "Noechi"!! ¡¡Qué bueno!! Por supuesto que nos vemos. Tenemos muchas cosas pendientes.
ResponderEliminarBerrendita: gracias por lo de "grande", a pesar de ser bajita. Pero lo que me engrandece un poco es poder contar con personas como tú, como la condesa y como otros amigos/-as de verdad, que sé que se arrancarían la piel por mí -y yo por ellos-.
Besos a las dos.