No, no voy a perdonarte. Me has jodido, y no voy a perdonarte.
Me dices que todo lo haces por mi bien, que sólo quieres lo mejor para mí, que no quieres hacerme daño, y la verdad es que, aunque no has tenido las agallas de dejarme, porque para dejarse hay que tenerse antes, no has dejado de clavarme puñales, uno detrás de otro, y otro, y otro más, y más, y más, para no dejar de hacerme de menos.
Y lo último fue dejar que fuese yo quien te dejase. Provocarme hasta el hastío. Machacarme el corazón con la distancia. Y hacerme creer que la distancia no es el olvido. Que la lejanía no impide el recuerdo. Que vivir no es irse muriendo a cada rato.
Vas por la vida haciéndote pasar por caviar del bueno, pero no eres más que morralla. Morralla que ni siquiera vale para hacer un fondo de arroz a banda, porque atufa todo lo que toca. Porque todo lo llena de barro. Porque todo lo hace gris. Porque todo lo borra. Porque todo lo arrasa. Porque convierte el diamante en yeso. Porque hace de la rosa un hierbajo. Porque consigue que la canela sepa a hiel. Y que, después de todo, el festín de la vida no sepa a nada.
Por eso no voy a perdonarte. Porque mi vida sabe a mucho. Y tú lo sabes. Aunque no hayas querido ni probarla.
Mejor. Yo, querido, soy canela. Siempre lo fui y voy a volver a serlo.
Y la canela y el caviar se dan de hostias. Sobre todo si el caviar es sucedáneo.
P.D.: Va por ti, Condesa. Y por ti, Arancha. Y por ti, Ana. Y por todas las ramas de canela que derrochan su aroma en el plato equivocado.
Bonita reivindicación culinaria. ¿Caviar? Puaj. Yo chocolate ;)
ResponderEliminarYo también, Petrarca. Yo también.
ResponderEliminaruh uh. Esto te lo tenías calladito eh? Bueno, espero que encuentres pronto... el plato en el que espolvorearte? jjjj Un beso niña, y todo irá bien, ya verás... que te lo digo yo! :D
ResponderEliminarGracias, Mara. La verdad es que ya no quiero encontrar nada... y esto responde a algo pasado, muy pasado... pero que ayer se apareció de pronto en el presente al recordar las historias de otras grandes mujeres, como las que menciono.
ResponderEliminarBesazos.
Nena, tú, yo y el de más allá sabemos que la mierda tapa la canela, su sabor, su aroma...Si se propone convertirnos en mierda, lo consigue.
ResponderEliminarDéjate de excusas, nena, no es "muy pasado", si lo fuera no lo habrías recordado, ni para acordarte de la madre que le cagó. Nos han herido el alma irremediablemente, pero no deberías haberlo dicho, nena, eso engrandece su ego, se cree apasionadamente amado, y vuelve el asco que él te provoca contra ti y lo convierte en una fuente de placer para sí mismo, sorprendentemente. Y su absoluta falta de remordimientos y de vergüenza nos va envenenando por dentro, porque no te permite ni tomarte la póstuma revancha. ¿Quién dijo que sólo las mujeres tenemos madera de víboras?.
Deseo que escapes de la trampa, si puedes...yo estoy en ello.
Yo no sería amiguita del hijo de puta del que hablas, y puede que tú estés rozando al hijo de puta del que hablo yo. No es oro todo lo que reluce, por si te vale como pista.
ResponderEliminarAnónima, no sé muy bien de qué me hablas. Bueno, más bien de quién me hablas. Pero te agradecería que me dieras pistas, por si acaso...
ResponderEliminarY te aseguro que es muy pasado. No todo lo que escribo tiene que ver con mi presente, ni siquiera conmigo misma. En cualquier caso, gracias por tus consejos.
Gracias por la mención, Noelia.
ResponderEliminarY ahora, con tu permiso, me permito responder a Anónimo, que pienso que es una mujer, comentario anterior a este mío.
De achantar, nada, querida, ¿que les sube el ego?, que les suba, pobre de ellos. Nada es pasado, todo vive mientras el milagro del tiempo decide el olvido y disimular indiferencia es el error más grande que se puede cometer entre otra cosas porque la indiferencia es la única cualidad humana que no se puede disimular, y además cuando pretendes desimularla exige un esfuerzo brutal sin obtener resultados ninguno a cambio.
Eso sí, es necesario y es de urgencia conseguir demostrar, sinderamente, repuestos, el puedo vivir sin ti, no te necesito, pero que sepas que estoy herida todavía.
Las cosas como son, realismo crudo, no es malo gritar, gritemos cada uno a su gusto y modo. Yo ya estoy harta de esa coartada secular que consiste en reprimir cualquier foco en cuanto surge la rebelde palabra que acusa de daños irreparables de los que hemos sido vístimas muchas personas.
De eso se nutren algunos, del silencio, y los deja en condiciones para volver a repetir la jugada con la impunidad de saber que nos comemos las lágrimas gracias a un pudor absurdo que nos impide contar nuestra pena.
Sigue hablando, Noelia, a tu estilo y ritmo, pues mucha gente te entiende y se identifica contigo, no es malo el compartir emociones y puede confortar una barbaridad.
Lo demás son convencionalismos de tres pesetas, y si estás en la trampa no intente escapar a toda costa de ella porque es inutil, la postura machota hace tanto daño dentro de la barriga que hasta puede llegar a criar cristales. Porque, además, el que se airee el dolor propio no significa que sea más grande el dolor que si se tiene reservado debajo de una falsa careta de felicidad postiza, mientras el hacerlo saber tan ricamente es una prueba de absoluta valentía que recnforta y hasta puede llegar a sanar.
Hablar, hablar y hablar, sin miedo, vamos, estaría bueno que también a estas alturas del siglo siguiera estando mal visto comunicar el desgarro de los sentimiento más profundos, con las frustaciones tremendas que acarrea el silencio emocional practicado como norma.
La condesa de Estraza
Los errores culinarios son muy abundantes... Ojalá todos hubiéramos hecho el mismo curso de cocina. Pero el caso es que en algún momento se da con la receta exacta... Digo yo...
ResponderEliminarPasado o presente, la verdad es que todo cuenta y de todo nos acordamos. No importa decirlo ahora o hace cinco años.
Condesa, gracias. Gracias. Gracias. Usted me entiende. En todo. Me reconforta. Empiezo a creer que no hacen falta palabras entre nosotras. Un beso enorme.
ResponderEliminarJuan, estoy contigo. Lo importante es sentir. Y lo malo de esta escuela de cocina es que el chef nunca te revela su secreto.
Yo tambien estoy con la Condesa,y con Juan, Si Noelia ve en estos post una via de escape y desahogo que lo haga, cada uno tiene sus propios metodos, vivencias y maneras de expresarlo,vivencias que conocemos por nosotros mismos, la Condesa habla de personas y es asi, sin distinción de sexos, todos tenemos historias, muy buenas o malisimas.
ResponderEliminaryo, como rama (no se si de canela) te doy tambien las gracias, Noelia.
Son palabras que en situaciones parecidas no te salen en el momento, pero cuando las cueces salen de esta manera.
Aunque tambien me gustaria, creo que a todos los que te leemos, que algun dia escribas un post sobre un gran cambio positivo en vida sentimental, pero claro, si no viene no se puede escribir, todo a su tiempo.
Animo y besos.
William, gracias, todo a su tiempo. Que no lo escriba no quiere decir que no suceda.
ResponderEliminarOtra cosa: me acordé de ti esta mañana... Resulta que en El País hay un relato sobre el Retorno a Manderley...
Besos.
Nena, si a mí me hicieran la ola así, como a tí, cada vez que grito, no me callaba nadie.
ResponderEliminarHe sido demasiado subjetiva, creí que también a ti te hacían el vacío cada vez que berreabas.
Tienes razón. Y ahora voy descubriendo que de alguna forma yo tambien soy canela. Gracias. Besos, xaop.
ResponderEliminarAnónimo, perdona si te ha podido herir mi tono. Sí, le hago la ola a Noelia -sin equivocarla jamás- y lamento mucho que tú no tengas quien te la haga, busca en la amistad, que a lo mejor encuentras consuelo.
ResponderEliminarDe todas formas, para ti y para mí en exclusiva, el comentario que puse lleva su truco: sólo pretendo azuzar a la escritora que Noelia lleva dentro para que rompa, y nada mejor que trabajarle su dolor, su boquete sentimental, las inseguridades lógicas de mujer tan joven, el desgarro, fuente de la poesía y de la literatura cara desde que el mundo es mundo.
Hasta la próxima, muchachos, me piro a callejear un rato por el barrio plateado por la luna, a ver si me oreo que yo también ando medio regular.
La condesa de Estraza
Noelia: tú eres canela, sin más. La mierda, déjala aparcada lo suficientemente lejos como para que no te contamine.
ResponderEliminarEres canela. Antes, después, ahora. Has sobrevivido. Y tu aroma es más fuerte. Espolvoréate entre nosotros, que nos encanta leerte.
Y sigue creciendo. Y sigue siendo canela, que para eso es un árbol de hoja peremne que perfuma el hacha que le hiere.
Besos, guapa.
Desde luego, soy una afortunada. Pero no porque me hagan la ola, sino porque sé que, con el mar de amigos en el que nado, nunca iré a la deriva.
ResponderEliminarGracias, condesa.
Y a ti, Zara, gracias por tu visita y tu comentario. Por lo poco que me ha dado tiempo a leer de tu blog, intuyo que, efectivamente, tú también eres canela.
Y yo me pregunto... ¿a qué hijo de vecino se supone que estás rozando, Noelia?. Esta anónima parece que habla con conocimiento de causa. Me refiero a lo del calificativo del maromo, no al hecho de que le estés rozando, que no creo. Se da por hecho tu buen criterio. Al menos, a la hora de dejarles, fase en la que normalmente aciertas y subsanas errores previos.
ResponderEliminarAnónimo: si entre tú y la anónima pretendéis volverme majara (más de lo que estoy, me refiero), lo lleváis crudo. Paso millas de este tipo de comentarios... Pero os los agradezco: hacéis que suban las visitas.
ResponderEliminarHola de nuevo Noelia, lo del relato¿Te refieres al país digital? o al de papel?
ResponderEliminarMe gustaria leerlo, la verdad que me desconecto demasiado muchas veces, soy un dejao.
Besos!
Lo he visto en la edición de papel, pero supongo que también estará en la web. Luego le echo un vistazo y te digo.
ResponderEliminarBesos.
P.D.: Yo también soy una dejada...
Noelia, estando de acuerdo con La Condesa y Berrendita y...muchos más, me parece bien lo de airearlo todo, que el viento limpie el olor a naftalina, pero yo creo que: "el mayor desprecio es no hacer aprecio".
ResponderEliminarTu sabes cuando os conte a la Condesa y a ti aquella noche "mi" historia y tambien sabeis que no hago ya aprecio y me funciona. "No se muera quien se va, sino quien se olvida".
A tus pies
Salud
El Coronel
Pd. Te recuerdo a ti y a Berrendita y a la Condesa, que es septiembre y yo tengo la antorcha preparada.
¡Y yo, y yo!
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