Porque, díganme ustedes: si ya está complicada la vida para encontrar un buen candidato a hombre objeto de unos cuantos restregones bien dados, imagínense las proezas que una tendrá que hacer para encontrar al padre perfecto.
Yo tenía una amiga que, más que nada en la vida, lo que quería era ser madre. Bueno, mamá, que siempre fue muy pija y, como tal, amiga de los diminutivos. La chica era mona, la verdad. Monísssima. Salía con quien quería, la muy... la muy avispada, dejémoslo así. No sé bien cómo lo hacía, pero sorbía el seso a todos los tíos buenos del instituto. Y las demás, a dos velas.
Yo creo que era por las dos... por las dos... por la delantera que tenía la amiga, vamos. Esas cosas llaman mucho la atención, sobre todo en el instituto, cuando el común de las chavalas estamos todavía cual tabla de windsurf. En esos años, normalmente las que tienen tetas las tienen porque les sobran kilos y, en lugar de aposentarse en las cartucheras, se les cuelan en la masa pectoral. Y, puestos a elegir, los chicos, crueles ellos, suelen preferir el deleite de un buen solomillo a la parrilla antes que las carnes de la vaca de Milka.
Pero claro, cuando las tetas en cuestión no vienen precedidas por una declaración de sobrepeso, la cosa cambia. Cuando a las tetas se suman una cinturita de avispa, unas piernas sttupendas y bien depiladas, un pelo... que qué pelo, y una carita sin granos ni ningún otro rastro de desórdenes hormonales fruto de la pubertad mal entendida... entonces las tetas se adaptan al imaginario popular y al evidente refranero y sí, sí que tiran más que dos carretas. Y más que la grúa municipal.
Y a lo que iba, que mi amiga, más que nada, lo que tenía era un par de tetas pero que muy bien puestas. Y claro, a los tíos les ponía en un estado de erección suprema permanente e imperecedera. Aunque eso lo pienso ahora, que por entonces era yo muy casta y no me fijaba en las partes impúdicas de la anatomía masculina.
Y los tíos se la rifaban, vamos. Y a las demás, que nos dieran. Que nos dieran silicona, entre otras cosas.
Continuará...
jejeje yo tb era de esas de la tabla de windsurf y casi que lo sigo siendo!!! jejeje, pero sabes qué? me importa más bien poco. Que mejor pequeñinas y bonitas que grandes y mirando amenazantes al ombligo, o peor, una para Gelves y otra para Bilbao. He dicho!
ResponderEliminarPor cierto, qué bien escribes, niña.
Un beso enorme.
Jejeje... gracias, Mara. Yo también soy de las del windsurf. Pero eso te permite ciertas licencias, ¿no crees? Y además, el push up es un gran invento...
ResponderEliminarBesazos.
A mí los pechos prominentes (o las tetas grandes, qué más da) siempre me han asustado. Otra cosa es que no sienta curiosidad por el susto, pero casi siempre he preferido los deportes sin demasiado riesgo. Algo entre el windsurf y la tirolina.
ResponderEliminarQue les den a ellas.
Me sigues dejando alucinado con tu forma de escribir. Como eres capaz de entrelazar historias, comentarios, lo que sea y llegar a la "question" en concreto. Pues eso, que no te den a tí, mejor que las den a ellas, que "lo poco, siendo natural, dos veces bueno" y acompañado de esa sonrisa, más todavía.
ResponderEliminar1bsot. Álvaro B.
¿Silicona a tí? Me quedo con Álvaro B: mejor dos garbancitos en su sitio que dos prominencias de molde, por muy perfectas que sean.
ResponderEliminarPor lo demás, el hombre que un día consiga despertar en ti el instinto maternal o, simplemente, el que consiga acariciar tu alma con sus dedos, se puede dar por afortunado. Con o sin silicona.
Besos, al natural.
Una vez más admirada Noelia, no soy muy partidario de la silicona, aunque en casos (lamentablemente conozco de cerca el tema) es muy necesaria. La pena es que la utilicen las mujeres, que no tiene una gran desgracia y la necesitan. Normalmente las que la utilizan sin necesitarla, deberian utilizarla tambien en el cerebro.
ResponderEliminarTu mi niña (permiteme la licencia)andas sobrada de cerebro y eso hace que uno no se fije nada mas que del cuello para arriba.
Gracias por sacarme de la angustia y tu puedes excusarte cuando quieras, lo que pasa es que tus escritos me han creado "mono"
A tus pies
Salud
El Coronel
No cabe duda que atraer, lo hacen y el que te diga lo contrario... pues te miente de manera descarada. ¡Si hasta ante un buen escote, se me van los ojos a mi y no creo que a mis años no sepa si hago a pelo o pluma!.
ResponderEliminarPero lo dificil está luego; si realmente "le encuentras" no le importará nada cómo seas.
Un beso.
¿Y nos dejas sin el final de la historia colateral...? ¿Qué fue de tu amiga del instituto...? ¿Dónde está hoy...?
ResponderEliminarUfffffff... ¡¡qué de comentarios!! A ver, por partes:
ResponderEliminarPetrarca: estoy contigo. Que les den a ellas. A mí sólo me molaban los de mi abuela, que crió a cinco hijos y servían de almohada que no veas cuando nos quedábamos dormidos en sus brazos de pequeños.
Álvaro: ¡¡cuánto tiempo!! Gracias por los piropos. Me alegro de que te guste... mi forma de escribir. Nos debemos un café.
Berrendita: me temo que el instinto maternal ya no me lo despierta ni Dios -que era el que me lo tenía que haber despertado desde el principio-. Y, por lo demás, estoy por empezar a desear que nadie me despierte ni un poquito a la buena de mi fibra sensible, que está empezando a quedarse sopa y estoy encantada de la vida. Pero gracias por valorarme... Creo que puedo decirte lo mismo a ti, sin temor a equivocarme. ¡¡Pedazo de tía!!
Coronel: yo no estoy ni en contra ni a favor de la silicona. Que cada uno la use como quiera. De lo que estoy en contra es de que a una la valoren por el contorno pectoral u otra serie de lindezas semejantes. Por lo demás, gracias por haberte hecho adicto a mis escritos... ¡¡terminarás malamente, eso te lo digo!!
Anónimo: a mí, dos tetas bien puestas, me parecen muy bien, estoy contigo. Y también sé muy bien si hago a pelo o a pluma, te lo aseguro. Y te digo lo que a Berrendita, paso de encontrar a nadie. No quiero perder el tiempo buscando nada que no sea el bien de los míos, eso seguro.
Juan: no seas impaciente... es una serie... en el próximo capítulo te cuento más de la historia colateral.
Besos a todos.
Hace poco lei que Mae West le dijo a Cary Grant mirando a su entrepierna: "Llevas una pistola o estás contento de verme?"
ResponderEliminarUn beso casto
Jajajaja... Bien por Mae West.
ResponderEliminarOtro beso casto para ti, Marcelo.
La culpa es tuya por tenernos enganchados al serial, je, je... Aún así, perdone usted mis prisas, pero me daba la sensación de que la historia colateral podía quedar abandonada en próximos episodios, y, claro, no es plan de quedarse con dudas...
ResponderEliminarAdmirada Noelia, No es que yo este en contra de la silicona, como siempre me hago entender mal, si no es de palabra.
ResponderEliminarMe refiria a que la silicona esta muy bien en casos de cancer de mama, o problemas psicologicos, muy puntuales, pero a mi personalmente me gusta las que cada una tenga en suerte, aunque reconozco que todos los tios, nos vamos con la mirada al mismo sitio. ¿porque?.
Soy consciente de que acabaré muy "buenamente" aprendiendo cada dia mas de vosotras, las mujeres (gracias Condesa, Berrendita y otras) y eso a mi edad es increible. Porque siempre habies sido las grandes desconocidas, vamos mas desconocidas que una lavadora.jejeje.
A tus pies
Salud
El Coronel
Juan, tranquilo... la historia sigue... Ya no recuerdo lo que dio de sí, pero sigue, sigue. Estate atento.
ResponderEliminarCoronel, te había entendido... quizá soy demasiado rotunda en mis respuestas. ¿Más desconocidas que una lavadora? Huy, eres poco hombre de casa... ¿con esos antecedentes quieres "venderme" a tu retoño?
jajaja todas hemos tenido una amiga de esas que se rifaban los tíos pero también te digo que no siempre dos tetas tiran más que dos carretas jajaja.
ResponderEliminarBesitos
Yo espero que no sea así... bueno, en realidad no lo espero... mientras no me afecte a mi trabajo, que les den a las tetas, sinceramente.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Lorena. Espero seguir viéndote por aquí.
Un beso.
Muy bueno el post... he de decirte que entre los hombres hay dos "especies", los tetillistas y los culillistas, y están repartidos en el mundo por igual, lo que pasa que en la adolescencia sí que nos fijamos más en el pecho porque es algo que no estamos acostumbrados a ver.
ResponderEliminar"Tetillistas" y "culillistas", qué bueno... Eso merece otro post...
ResponderEliminarNoelia, no voy a presumir de "amo de casa", pero ayudo en la medida de mis posibilidades, quiero decir que despues de tantos años de pareja, ya tenemos definidos los trabajos y somos complementarios. Aunque haga broma con lo de la lavadora, es cierto que me hago unos lios terribles, con la separacion de la ropa por colores, temperaturas, programas con o sin, etc. Seguiré intentandolo.
ResponderEliminarNoelia, mi retoño afortunadamente es mas habil que yo en las cosas de casa, ya se encarga su madre de que lo sea. No desespero todavia tengo posibilidades de emparentar contigo. jajaja.
A tus pies
El Coronel
Jajajaja... ¡¡qué bien te vendes!!
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